Ironías de la política: AMLO y los conservadores.


“La incertidumbre disminuye a medida que aumenta la distancia entre táctica y estrategia, y prácticamente desaparece cuando se roza con la política”. Karl von Clausewitz.

Mucho me he debatido entre dos teorías personales que tengo sobre AMLO. La primera es que tiene un plan político detallado y de mediano plazo; la segunda es que va tomando decisiones forzadas, sin información y empujado por las promesas hechas, las circunstancias a las que lo enfrenta la realidad y su terquedad.

Para efectos de este escrito, me quiero remontar a la elección de 2018.

En las campañas políticas modernas existen muchas variables que afectan el resultado de una elección. Me voy a referir a dos que, en mi opinión, soy fundamentales: el mensaje político (mercadotecnia) y los electores indecisos.

El mensaje político.
Uno de los mejores libros sobre mercadotecnia que existe, irónicamente, no fue escrito por algún ejecutivo distinguido de Coca Cola o General Motors, ni por un experto de la Universidad de Harvard, sino por un General Prusiano en 1832 de nombre Karl von Clausewitz y que se titula: “De la Guerra”, y del cual retomo algunas ideas.

Antes de definir un mensaje, es necesario definir el tipo de estrategia de comunicación que se utilizará. Con el fin de ser breve diré que, en términos generales las estrategias más conocidas son: a la defensiva, a la ofensiva, el flanqueo y la guerra de guerrillas (divide y vencerás). Esta última se ha convertido inclusive en una herramienta de Gobierno para la actual administración. AMLO y su equipo de campaña siempre apostó por la división del electorado: el pueblo bueno y el “no pueblo” o “la mafia del poder”.

Quiero llamar aquí su atención sobre cómo esta manera de comunicar se ha mantenido hasta el día de hoy: fifís y chairos, liberales y conservadores, y ahora también, mestizos e indígenas.

Últimamente AMLO se ha concentrado en atacar a todos los que discrepan con la etiqueta de conservadores. Seguramente en este país hay, como en cualquier otro país del mundo, los que discrepan y los que son conservadores. Bueno, hasta “rockeros conservadores” tenemos ya.

Los electores indecisos.
Todos los partidos políticos en el mundo, y México no es la excepción, cuentan con lo que se llama el “voto duro” de un sector de la población. Este está integrado por el grupo de personas que, sin importar el tipo de elección, el nombre del candidato y su situación personal, siempre se presentan a votar y siempre votan por el mismo partido. Si revisan las tendencias de votación en México, en general el voto duro se concentra en los grupos de mayor edad y en zonas rurales, con algunas excepciones como la Ciudad de México.

¿Quiénes son los electores indecisos?
Es el tipo de elector que no vota siempre por un mismo partido, pero lo más importante, es que no siempre se presenta votar. En este grupo se concentran aquellos que piensan que las elecciones ya están arregladas y/o que su voto no va a cambiar nada, que la política es un “mundo lejano”, que todos los políticos son iguales, etc.

El éxito más importante de una campaña política es conseguir que este grupo se identifique con el mensaje y que se presente a votar.

Aquí es donde se empieza a identificar un fenómeno muy interesante. Algunas cifras:

  • Padrón electoral, 2018: 89´332,031 (población que solicitó su credencial de elector).
  • Lista nominal, 2018: 89´123,355 (lista con nombre y foto de ciudadanos con credencial de elector).
  • Votos totales contados, 2018: 55´578,284. Esto representa un 63.48% del total de la lista nominal.

La participación de la población fue históricamente la segunda más alta en la historia de México, sólo por debajo de la elección de 1994 (77% del total), elección que fue antecedida por el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Hace poco se dieron a conocer las cifras del Estudio Nacional Electoral Mexicano 2018, un proyecto de investigación del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), realizado por su División de Estudios Políticos. Este estudio tiene como base una serie de encuestas aplicadas a una muestra representativa de electores, antes y después de la elección, para tratar de comprender su comportamiento.

Aquí algunos de los resultados: 
  • Del total de los votantes, el 54.3% se identificó como conservador, el 28.1% como liberar y sólo el 17.6% en el centro.
  • Del total de votos recibidos por AMLO, el 51.6% fue de conservadores, el 31.7% de liberales y sólo el 16.8% del centro.

¡Qué ironía!
El mandato de AMLO proviene mayoritariamente del voto conservador.

¿Cambiará el mensaje o la estrategia?

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