La falsa confrontación.

“Cuidado de la democracia. Como norma política parece cosa buena. Pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad.” José Ortega y Gasset

Otra vez, estamos sumergidos en una polarización feroz y sin sentido. Los mexicanos nos dividimos al día de hoy y de manera simplista. Sirva de ejemplo, entre “derechairos” y “chairos”, como si los unos o los otros tuvieran claro que significa en términos ideológicos ser de izquierda o de derecha; como si no existieran matices.

Todavía no entendemos que una buena decisión nos favorece a todos y que una mala decisión nos lastima también a todos.

Quien crea que la cancelación de un proyecto de la envergadura del NAIM garantiza el fin de la corrupción o la victoria del poder político sobre el económico, está en un error, de igual manera que aquel que cree que su continuación, por si sola, garantiza un crecimiento económico sin precedente y la victoria del capital sobre la política y el pueblo.

A raíz de esto, estoy empezando a sufrir de una especie de síndrome que denominaría de “pena ajena”, me explico. Esta nueva sensación es una reacción que supera la incomodidad de leer o escuchar una opinión distinta a la mía; que va más allá de la molestia que siento “porque la gente no entiende, no conoce del tema o no se informa”; que me da la “calidad moral” de minimizar a aquella persona que cree que con un “twitt” ya contribuyó a “forjar una nación”. Ha sido tal mi síndrome que me pregunto: ¿Quién ha engañado a estas personas de tal manera? ¿Por qué razón están jorobando su vida y de paso la mía / nuestra? ¿No existe alguien que les quiera y les diga que están haciendo el ridículo?

La verdad es que resulta muy desagradable. Soy otra víctima de la polarización y a veces no me doy cuenta.

Hoy nos polarizan los migrantes, el aeropuerto, la visita del Presidente Maduro, los sueldos de los burócratas, el “tuper challenge” de Martí Batres, etc.

La verdad es que estamos permitiendo que la agenda de la vida nacional nos sea impuesta por terceros. No hemos sido capaces de tomar el control.

p.d.
Uno de los mensajes más importantes de la naciente administración nos lo da Jiménez Espríu que, con todo respecto, hace parecer listo a Gerardo Ruiz Esparza, nuestro actual Secretario de Comunicaciones y Transportes.


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