"Roma" y yo.
"La única manera de acercarse a la memoria es
desde el punto de vista del presente. La película es sobre el pasado, basándose
en una reflexión hecha en presente." Alfonso Cuarón.
Ayer finalmente vimos “Roma”.
Aún y cuando soy subscriptor de Netflix, me esperé casi al último
momento para verla. No sé la razón, lo mismo me pasa con muchas de las cosas
que hago día a día. Será más bien que no quiero buscar una explicación.
Mis comentarios no pretenden ser los de un conocedor del cine, es más,
la mayoría tendrán que ver con el reflejo de mi vida a través de la película. En cuanto
a la película como producto puedo comentar, desde mi limitado conocimiento que:
la fotografía me encantó y no me puedo imaginar cómo hubiera sido bajo la mano mágica
del “Chivo” Lubezki; las producciones mexicanas siempre han tenido un problema
con el sonido, no se a que se deba, pero los niveles de audio de los diálogos
son muy bajos comparados con los niveles del sonido ambiental; me encantó ver
una película de un mexicano, ya galardonado con un Oscar, en español.
Reflexiones.
A partir de aquí, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones, que
en la mayoría de los casos no formarán parte de un solo relato y por ende no se "leerán" ligados. La memoria no funciona así, por lo menos la mía no, de antemano les
pido una disculpa.
Yo no sé en el caso de ustedes, pero Cleo vivía mucho mejor que yo, ya
no hablemos de la familia de sus patrones.
En los 70´s México era un país clasista y sigue siéndolo, es una pena
que no hayamos evolucionado. Algunos dicen que somos clasistas, pero no
racistas, como si lo primero se pudiera separar de lo segundo.
La década de los 70´s marcó mi vida de una manera muy importante, recuperar
todo el ambiente de la época realmente me transportó. Las imágenes, el blanco y
negro, la música, los autos, la ropa, entre otras cosas, trajeron a mi memoria,
texturas, olores, personas, lugares, amigos de la infancia, comida; la
lista puede ser interminable.
En esa época yo estudiaba en la primaria “Justo Sierra” de Tacubaya (si soy
nacido en Tacubaya), una primaria de puros varones. En 1974 entre a la
Secundaria Anexa a la Normal Superior y tuve mi primer encuentro social con el
sexo opuesto, que nervios. De verdad, que nervios. De la Anexa conservo maravillosos
recuerdos, maravillosos amigos y a mi actual pareja.
Como algunos sabrán mi padre, en paz descanse, era militar. Para mí las
vivencias de 1968, 1971 y 1976 (un posible golpe militar) están grabadas en mi
ADN. Recuerdo que mi padre, que nunca acostumbraba andar armado, en esas fechas
siempre cargaba con su pistola. Recuerdo como si fuera ayer, ver pasar sobre
Avenida de San Cosme a militares armados, a la policía del Distrito Federal y a
un grupo de manifestantes, todos en silencio y seguramente como yo, todos
pensando en 1971. Estábamos adentro de la Secundaria y recuerdo claramente la
tensión en las caras de mis profesores.
Recuerdo que yo me podía regresar caminando, de hecho, lo hacía con
Alfredo, uno de mis entrañables amigos, desde Ribera de San Cosme y hasta
Tacubaya a las 8 de la noche, sin que nada ni nadie nos molestara. Yo tenía 13
años y caminaba sin miedo.
Recuerdo el departamento donde vivíamos, una sala-estancia-comer, una
pequeña cocina, un cuarto donde todos dormíamos y un pequeño baño, donde
bastante seguido nos teníamos que bañar a “jicarazos”.
Recuerdo que cuando nos “portábamos bien”, mi mamá nos daba 20 centavos
(0.0002 centavos de hoy) para ir de compras a la tiendita de enfrente. Cómo
olvidar los chicles “Motita”.
La vida sin duda era mucho más sencilla.
Comentarios
Publicar un comentario