¿Lo más importante? El control político.

“No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”. René Descartes

Conforme van avanzando los días se vislumbra lo que, en mi opinión, es la configuración del aparato de control político del nuevo Gobierno a imagen y semejanza del PRI de las décadas de los 70´s, 80´s e inclusive parte de los 90´s.

Existe una relación directa e irrenunciable entre el presupuesto público y el control político. Esta relación es bidireccional y, llevada al extremo, puede ser altamente perjudicial para el gobierno y para sus gobernados, cualquiera que sea su sentido.

Lo que hoy presenciamos es el diseño de un sistema donde el control del presupuesto se va a convertir en la principal herramienta de control político y que, en aras de “combatir la corrupción”, lo que realmente busca es la “captura regional del poder”, me explico.

De todos los anuncios hechos en las últimas semanas y de los anuncios esperados, pero que no se han hecho, rescato cuatro que tienen relación directa con lo que comento:

La creación, ya comentada aquí, de las 32 Coordinaciones Estatales de Desarrollo, que distribuirán el presupuesto federal en cada uno de los estados.

La creación de 300 Coordinaciones Distritales, casualmente una por cada distrito electoral y que serán los responsables de “bajar” los programas y recursos a nivel municipal.

La “descentralización” del Gobierno Federal a diversas entidades federativas.

Y finalmente, cuando todos esperábamos que el Gobierno entrante rompiera con varias figuras sindicales existentes, no pasó nada.

Todo esto permitirá establecer, a lo largo del territorio nacional, una especie de embajadores políticos y altos funcionarios federales que vigilen y compitan por el poder en las siguientes elecciones locales, ya como poderosas figuras territoriales. 

Estamos ante una “incubadora” de candidatos.

La historia nos ha enseñado que una vez que se toman todas las instancias del poder, el poder tiende a alimentarse a sí mismo.