¡Conciliación o polarización?

“You are entitled to your opinion, but you are not entitled to your own facts”. Daniel Patrick Moynihan, político estadounidense.

A través de nuestra historia la dualidad siempre ha estado presente en, prácticamente, todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Cómo conciliar al México machista con el México que festeja el día de la madre como pocos en el mundo, al país que exige una solución a la violencia del narcotráfico e inmortaliza a una figura como el Chapo Guzmán. Cómo entender un país con una economía joven y próspera, pero con una sociedad brutalmente desigual.

Cómo diría Héctor Aguilar Camín: “México es un país incurable en su dualidad”.

Yo creo, honestamente, que todos aquellos que hemos sido más afortunados, ya sea porque hemos tenido acceso a la educación, estamos viviendo o hemos vivido en un círculo medianamente estable (amigos, familia, compañeros de trabajo, etc.), tenemos algún ingreso (trabajo fijo, pensión, rentas, negocio, apoyo familiar, etc.) y no tenemos limitaciones físicas importantes, estamos obligados a ayudar a los demás. Esto lo escribo como una reflexión sincera, no desde el ego o la soberbia, ya que si alguna persona ha cometido errores desde esa “afortunada” posición he sido yo. 

Mi padre, en paz descanse, decía que “cuando más pendejo eres de joven, más sabio eres de viejo” y remataba, “tu hijo vas a ser sabio, sabio, sabio…”

En el momento político que vivimos pareciera que la apuesta de este grupo de “seres afortunados” fuera la de polarizar y no la de conciliar. Si a eso le agregamos el enojo social, la “inmediatez” con la que vivimos, los grandes volúmenes de información que están disponibles sin filtro alguno y la capacidad que nos da la tecnología de comunicarnos cuando, desde donde y con quién queramos sin asumir realmente responsabilidad, entre otras cosas, la mezcla se vuelve muy peligrosa.

¿No deberíamos tratar primero de entender para explicar?
¿No deberíamos de buscar consensos positivos en nuestro entorno familiar, con nuestros amigos y vecinos, en nuestro trabajo? Porque vaya que fomentamos los consensos negativos… 
¿No deberíamos de fomentar la convergencia informada, respetuosa?

Hagamos una prueba personal muy sencilla y honesta sobre el manejo que hacemos de nuestras redes sociales. 

¿Cuántos de nosotros tenemos un grupo de amigos en Facebook que realmente cuestionen nuestras ideas? En mi caso muy pocos…
¿Cuántos de nosotros aceptamos debatir ideas controvertidas públicamente en Twitter con alguna posición personal muy clara? En mi caso muy rara vez, Twitter es la jungla…
¿Cuándo hemos compartido o escuchado o leído una idea, un escrito, una opinión que no nos gusta? En mi caso creo que nunca.

Ya hemos vivido la experiencia como país, durante dos sexenios, de tener dos Presidente que resultaron  electos con un poco más de 30% del voto, es decir, con por lo menos 6 de cada 10 mexicanos en contra. ¿De verdad no nos damos cuenta?

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