¿Comunicación efectiva?
“La política es más peligrosa que la guerra,
porque en la guerra sólo se muere una vez”. Winston Churchill
Una de las limitaciones más grandes que, en mi
opinión tiene el equipo del virtual Presidente Electo, es el manejo de la
comunicación. Parecerá un contrasentido, pero una de las armas más poderosas de
la comunicación, no sólo en la política –sino en cualquier otro tipo de proceso
de comunicación- es saber manejar y presentar, con inteligencia, sólo una parte
de la información que debería ser del conocimiento público.
Si han tenido la oportunidad de leer el libro
de Robert Greene llamado “Las 48 leyes del poder” recordarán la Ley número 4: “Diga
siempre menos de lo necesario”.
Estoy consciente que administrar la información
puede sonar “poco democrático” y generar incongruencias, pero también puede
crear algo de incertidumbre y permitir la construcción de una serie de expectativas
en el ciudadano más cercanas a la realidad. Las expectativas son muy útiles
para que el proceso de la comunicación fluya eficazmente.
Déjenme compartir un ejemplo para ilustrar lo
que escribo. Imaginen que empezamos a recibir vía televisión, correo
electrónico, periódicos, espectaculares, etc., la publicidad sobre una nueva serie
o una nueva película. La información que recibimos es lo suficientemente
completa para impulsarnos a tomar la decisión de ir al cine o ver la serie, saber
si se trata de una película de terror, de un drama, etc., pero no lo suficiente
clara como para conocer toda la trama, los personajes y su desenlace. A partir
de ello nos creamos una serie de expectativas, que podrán ser correctas o no al ojo del espectador, pero que generalmente son más moderadas.
Con AMLO y su equipo esto parece imposible, con él sufrimos de la llamada “maldición del conocimiento”. Cuando sabemos lo que quiere
hacer y cómo pretende hacerlo, el virtual
Presidente Electo se mueve en un sentido y luego en otro, llama a la reducción del 50%
del financiamiento público a los partidos políticos y crea 32 funcionarios
públicos con un poder sin precedente, propone a Juan Ramón de la Fuente como
embajador de la ONU y a Manuel Bartlett como Director General de la CFE.
Un paso viendo al futuro y un paso viendo al
pasado.
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